Escrito por 12:00 am Especial, Salud

Cuidar a la infancia… desde antes de nacer

por Alejandro Serrano / Arturo Perea / José N. Reynés

Inicialmente observada sólo en adultos, la obesidad penetró también en los niños y los adolescentes; en México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2006, siete de cada diez adultos y uno de cada tres niños y adolescentes padecen sobrepeso u obesidad. El problema se agudiza ante la frecuencia sustantivamente elevada de complicaciones asociadas a la obesidad en niños y adolescentes mexicanos.


En el contexto de la nutrición en el mundo, las últimas cuatro décadas señalan el comportamiento ascendente mostrado por la prevalencia de obesidad y de sus complicaciones, conformando junto con la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) y la deficiencia de vitamina D, las tres grandes pandemias de nuestro tiempo. En Estados Unidos de Norteamérica en los años setenta del siglo pasado, la prevalencia en niños era del 5% y en adolescentes el 6%, a pesar de múltiples esfuerzos del sistema de salud de ese país, hoy las cifras son del 20% en ambas poblaciones.

De la población atendida en la Clínica de Obesidad del Instituto Nacional de Pediatría, 38% de los menores obesos tienen síndrome metabólico; cerca de la cuarta parte hipertensión arterial; el 22% indicadores bioquímicos de hígado graso; poco más del 50% dislipidemia, y cuatro de cada diez tienen repercusiones sociales como maltrato, marginación y otras formas de agresión.

En este panorama de alerta y de la ineludible demanda de respuesta por parte de los encargados de la salud en México, se han establecido algunos puntos que son perfectamente claros como elementos de oportunidad para prevenir y tratar a los niños y adolescentes que sufren el problema.

Concepto

El primer elemento importante en el tema es dejar de conceptualizar a la obesidad como un simple estado clínico caracterizado por exceso de peso. Las aportaciones científicas permiten hoy asentar el siguiente enunciado para describir el padecimiento:

“La obesidad es una enfermedad inflamatoria, sistémica, crónica y recurrente caracterizada por exceso de grasa corporal y que tiene un alto impacto en la salud y economía de un individuo y también del sistema de salud de una población”.

Desde un punto de vista holístico la obesidad es contemplada como “un fenómeno de programación multifactorial continua a lo largo del ciclo vital”. Esta propuesta contempla las aportaciones científicas que relacionan la pandemia de obesidad y la de diabetes, con circunstancias epigenéticas que emergen desde antes de la propia gestación de un individuo hasta su adultez.

La obesidad en el ciclo de vida

El fenómeno de programación metabólica y conductual que vive un individuo, como consecuencia del estado nutricional y metabólico de su madre antes y durante el periodo en que lo gesta es  señalado como una circunstancia que le predispone y le vulnera al provocarle cambios estructurales y funcionales en toda su economía, que le harán susceptible de padecer obesidad y sus complicaciones desde etapas muy tempranas en su vida.

Los doctores D. Barker y A. Lucas en el Reino Unido describen la impronta metabólica que provoca en el producto un estado de malnutrición materna, mientras que el Dr. Bouret describe claramente el efecto que tiene el estado de hiperleptinemia e hiperinsulinemia de una gestante obesa o diabética en la neurogénesis de los núcleos que conforman el circuito hipotalámico que regula el apetito y la saciedad, y en consecuencia el balance energético. Además, el mismo Dr. Bouret demuestra el impacto que sigue teniendo sobre el bebé a través de la lactancia materna un estado de malnutrición materna y su perfil alimentario.

Más adelante, las primeras experiencias alimentarias del niño en el periodo de lactancia natural, o bien el uso de sustitutos de leche materna, el esquema de ablactación, seguido por el patrón alimentario que adquiere en un ambiente favorecedor de un consumo energético alto en combinación de un patrón sedentario de vida, terminan de conjuntar las circunstancias que hoy día distinguen a la mayoría de los habitantes en México, personas altamente sedentarias y que acostumbran el consumo de alimentos altamente energéticos que determinan un balance energético positivo constante que lleva a la obesidad.

Las circunstancias epidemiológicas de la obesidad en México hoy se recrudecen al observar que adicionado a su elevada prevalencia, se distingue un alto porcentaje de niños, adolescentes y adultos que muestran complicaciones como síndrome metabólico, DM2, hipertensión arterial y desarrollo temprano de enfermedad cardiovascular.

En el contexto epidemiológico, además se debe resaltar la circunstancia clínica de las mujeres mexicanas en edad fértil. Un porcentaje superior al 50% de ellas padece de obesidad, lo que ha provocado que muchas de ellas inicien un estado gestacional en esta condición, y con ello, el impacto negativo para el binomio: un riesgo elevado de desarrollar diabetes gestacional y enfermedad hipertensiva del embarazo, y en el producto peso anormal al nacer, malformaciones congénitas, y en etapas posteriores de la vida, obesidad y enfermedades crónicas.

Cerrando el conjunto de factores que hacen preocupante el panorama de esta enfermedad, se reconoce la complejidad terapéutica que caracteriza el manejo de los pacientes obesos; el índice de adherencia terapéutica contrasta claramente con la elevada tasa de deserción temprana en los programas de tratamiento.

Oportunidades de prevención y tratamiento

El conocimiento de los factores que determinan el desarrollo de la obesidad y sus complicaciones en la población mexicana ha distinguido las oportunidades para prevenirle y, en su caso, tratarle. Así las cosas, se pueden distinguir algunos hechos y emitir las siguientes propuestas:

1. PREVENIR LA OBESIDAD EN LAS MUJERES EN EDAD FÉRTIL parece ser el momento más lógico de atender la obesidad poblacional.

2. PRIORIZAR EL ESTADO METABÓLICO Y LAS CONDUCTAS NUTRICIONALES SALUDABLES EN LAS MUJERES EMBARAZADAS debe ser una estrategia de control gestacional obligada.

3. EXTENDER LA VIGILANCIA CLÍNICA Y PROMOVER CONDUCTAS NUTRICIONALES SALUDABLES EN LA MUJER DURANTE EL PERIODO DE LACTANCIA, reforzará y hará real el concepto de la lactancia exclusiva como un recurso invaluable de prevención de la obesidad.

4. FACILITAR LA LACTANCIA EXCLUSIVA AL MENOS DURANTE SEIS MESES debe asumirse como un derecho del niño y de la propia madre, al reconocer el beneficio bilateral que esta práctica natural de alimentación tiene para ambas partes.

5. OPTIMIZAR LA CALIDAD NUTRICIONAL DE LOS SUSTITUTOS DE LECHE MATERNA provee la oportunidad de evitar el impacto negativo causado a la fecha, por el alto contenido de proteínas que venían utilizándose en los mismos, favorecedores de una ganancia ponderal temprana arriba de lo recomendable. También la calidad de los hidratos de carbono en las fórmulas es un factor adicional de riesgo en su consumo. Convertir a los sustitutos de leche materna en una oportunidad de nutrir saludablemente a los infantes, incluso contener el riesgo en aquellos que han nacido con un riesgo prenatal como se ha mencionado, debe ser un objetivo de la industria y un elemento a cubrir por los organismos oficiales reguladores en esta materia.

6. ASENTAR UN ESQUEMA DE ABLACTACIÓN QUE PROHÍBA EL CONSUMO ANTES DEL SEXTO MES DE VIDA DE CUALQUIER ALIMENTO QUE NO SEA LECHE MATERNA O UN SUSTITUTO DE LA MISMA. Que evite el aporte de bebidas azucaradas y cereales no integrales desde el inicio de la alimentación con sólidos y al menos hasta los tres años de la vida del niño. Que promueva insistentemente el consumo prioritario de vegetales, frutas, cereal integral, fibra y calcio, con el fin de conformar una preferencia alimentaria saludable en el menor que se extienda a lo largo de la vida.

7. ADICIONAR EN LAS RECOMENDACIONES GENERALES PARA LA POBLACIÓN UN PROGRAMA DE ACTIVIDAD FÍSICA QUE LIMITE LAS CONDUCTAS SEDENTARIAS de los primeros cuatro años de la vida, y que alimente el movimiento en los niños de corta edad, indicando la libertad de sus movimientos desde que logra la sedestación, el gateo, la marcha asistida y la marcha libre. Facilitando el uso supervisado de vehículos mecánicos como la andadera, motonetas, triciclos, cuatriciclos y otros, debidamente evaluados y autorizados por organismos oficiales. Continuar con una propuesta constante de actividad física obligatoria y supervisada en el ambiente educativo escolar desde los 4 años de vida hasta llegar a la edad adulta. Que prosiga en los centros universitarios, laborales y otros de convivencia humana.

8. El panorama clínico epidemiológico de la obesidad en niños, adolescentes y adultos permite clasificar esta parte de la población de la siguiente forma:

a. Niños y adolescentes nutricionalmente sanos y sin riesgo de programación prenatal.

b. Niños y adolescentes nutricionalmente sanos y con riesgo de programación postnatal.

c. Niños y adolescentes enfermos de obesidad.

d. Adultos nutricionalmente saludables.

e. Adultos obesos.

9. LA COINCIDENCIA DE ACCIONES PARA LA PREVENCIÓN Y EL TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD EN LA VIDA EXTRAUTERINA permite entender la importancia de obligar a todas las partes a cumplir con su responsabilidad, es decir, el gobierno, las instituciones públicas y privadas de la educación, la salud y del ambiente laboral, la industria de los alimentos, los profesionales, la sociedad general y el propio individuo, como la única fórmula que logre el objetivo de contener el comportamiento de la epidemia.

10. Derivado de lo anterior, la propuesta que permitirá asentar estilos de vida saludable en todos los contextos de la población mexicana, se encierra en el desarrollo de una NORMA DE APLICACIÓN INSTITUCIONAL OBLIGATORIA: INSTITUCIONES SALUDABLES PARA UN MÉXICO SANO. Instrumento oficial que convoque, inscriba, capacite, desarrolle, evalúe, califique, distinga y reconozca a las instituciones educativas, laborales y de salud que cumplan con la norma, sancione a quienes no se adhieran al esfuerzo nacional y que sea una propuesta de ejercicio permanente para la salud nacional. En general la norma debe establecer objetivos, líneas de desarrollo, procesos, indicadores y señalamientos de mejora continua. Los pilares del programa son acciones en cuatro temas cardinales de salud:

a. Nutrición saludable y actividad física permanente.

b. Adicciones.

c. Violencia.

d. Estrés.

Cada una de las temáticas enriquecerá la salud integral del individuo y sus contextos en forma permanente, no debe ser negociable y adquiere niveles de obligatoriedad del alto gobierno, directivos y profesional operativo de todas las instituciones.

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